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296 Paz interior. y hombres; ¿debo yo tener miedo de perder las útiles reflexiones aunque amargas, que aparto de mi espirita cuando vos las aplicais á otra parte? VÍA. Si yo no busco sinó a Dios en este irabajo , me aplicaré 4 él como al de manos, ¿on toda indiferencia para cuanto Dios quiera de mi; y asi mismo para dejarlo por cualquiera otra cosa que fuese , á la primera señal de su vo- luntad, sin pensar en euándo podria continuarla: y la suspenderé por veinte aítos con tanta tran- quilidad como si hubiera de volver á ella al guarto de hora, y despues de los veinte años la volvería á emprender, sin mas ni menos gusto que cuando la dejé: y pensaré enlón- 2es que debo hacer la voluntad de Dios y no un libro : y trabajar en él por agradar a Dios que lo quiere , y no por adelantarlo ó concluirlo ciñéndome al tiempo presente sia pensar en el que debe seguirse, y que puede ser que no haya Jugar para mas. Debo estar tan con- tento cuando me hallo detenido, como cuando adelanto mucho; porque debo tener á la visto la voluntad de Dios que he de cumplir , y no la de llenar el papel. No debo entregarme a un placer muy sensible, cuando me ocurr alguna cosa buena que poner en él; pues estu no viene de mí, y no debo apropiarme lo que Dios me dá. Y cuando concluya esta obra, ni deberé entregarme á una satisfaccion ordinaria y toda humana : debo al contrario , ponerme en la disposicion de volver á comenzarla, eon el mismo gusto con queda trabaié la primera

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