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Práctica. 283 que se usen sinó para que se le sacri ifiquen Y ¿Quién se atreverá á decir, que es ser sierva inútil, no hacer sinó lo que Diós quiere? Sa bed pues que el talento que se “entierra por su órden , es un grano que se pone debajo de la tierra, que produce ciento por uno come se vé en los Arsenios, en los Nilos y otros. Pero sin multiplicar aquí los ejemplos de los Santos que son sin número, es sin réplica el del Santo de los Santos. De treinta y tres años que vivió sobre la tierra, pasó los treinta en la 0s- curidad de la vida privada y de una condicion humilde, á pesar del celo de la gloria de Dios y de la salud de los hombres de que estaba su alma abrasada, y á pesar de los desórde- nes y escándalos sin número , que le herian el corazon. La Sabiduría eterna no rompió el silencio ni salió de la oscuridad , hasta la hora que habia sido determinada por los decretos de- Dios; y por eso rechazó con severidad la súplica de su Madre, segun la carne, porque parecia querer prevenir esta hora 1. Y nos- otros ¿cederemós á menores persuasiones hu- mañas sin ocullar mucho la voluntad de Dios, para no empeñarnos en obras exteriores y en misterios peligrosos? Ó tal vez nos dejaremos engañar de nuestro amor propio , que nos per- suade muchas veces sin grande fandamento, que debemos entregarnos á ellas y que esta- mos en estado de acertarlas? Los favores de la Providencia ¿son una razon suficiente para 1 Quid mihi, et tibi est, Mulier? Nondam venit bora mea, Joann. 2, Y. 4.