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280 Paz interior. cuanto sea posible sin faltar á los deseos de Dios sobre nosotros; y mirarnos tan solos como si no hubiera mas que Dios y nosotros en el mundo. ¡Pero esto decis, es una cosa bien dificil! Sin embargo, para gustar nuestro in- terior y para evitar los peligros en que nos arrojan las acciones de afuera, es neeesario contener nuestra actividad, y nuestros movi- mientos que apetecen siempre lo exterior bajo el pretesto de obrar por Dios: pero en efecto las mas veces es porque no se sabe descansar en Dios, ni esperar ú discernir el orden de Dios, para juntar la accion con la quietud. El Apóstol san Pablo esperó este órden, para empeñarse en las funciones de la yida pública; y nosotros debemos esperarlo como él, y des- pues de haberlo recibido, no manifestarnos sinó temblando y por pura obediencia, gi- miendo a vista de la seguridad de que - sali mos y de los riesgos á que nos esponemos; pues hay riesgos entre los propios, riesgo: entre los estraños, y riesgos hasta en la sole- dad, en donde las imágenes que llevamos con nosotros, cercan nuestro entendimiento !. Si; porque todo es arriesgado en la vida pública, y se halla mas seguridad en la privada. San Pablo el Hermitaño , no recibiendo esta órden de hacer y de comunicarse , se está solo con solo Dios en un vasto desierto cerca de cien años, ignorando todo lo que pasa en el mundo, 1 Periculis ex genere, periculis ex gentibus, periculis in civitate , periculis in solitudine, tte, 2, Corinth, 11. 26,

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