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Práctica. 265 mente, yá medida de lo que adelantan. Pero nuestro ardor inconsiderado lo quisiera hacer todo de una vez, sin embargo de ser este el mas grande obstáculo á la correccion del mal, contra el que está resuelto. Ni'es poco el que nos hace, pues nos cáusa unas agitaciones (ue po son faciles de réeprimirse. Y: si el Proféta Eliséo necesitó de tiempo, de sileneio y de la música para calmar su espirttu ; agitado con el movimiento del celo mas legitimo, y pava _ ponerle en estado de oie la voz de Dios, y discernir su uz 1: ¿mudarémos nosotros' fa - cilmente en calma la impetuosidad del torrente, que nos lleva , nos perturba, asombra, tras- torna y ahoga muchas veces, cuando no debia hacer mas que regarnos tranquilamente? X. Otro ejemplo de la paciencia con que deben llevarse los defectos de los hombres, es Josueristo. Sufrió con bondad las flaquezas, la ignorancia, los celos y las disputas ambi- ciosas de Jos Apóstoles: reprimió con dulzura los defectos mas groseros de estos, que Jos mal intencionados quisieron hacer caer sobre él : aguardó con paciencia el fruto tardio de sus instrucciones; y parece que eligió sus Discipulos. de Jas heces del Pueblo, sin edu- ración , sin. letras y con poca virtud; y los lejó en ese estado todo el tiempo desu vida mortal, para enseñarnos á vivir en paz con las gentes groseras, interesadas, tímidas y 1 Adducite mibi psaltem : cumque canerét psaltes, fecta .b A . e - Ñ est super eum.manus Domini. 4. Req. 3, 15.

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