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Práctica. MÁXIMA PRIMERA. No 'es necesario: temer mucho: las tentacio- nes ni desear com mucho ardor estar dibre de ellas; porqué el miedo.escesivo.nos: tendria en un espanto eontinuo, bastante para hacer volver la tentacion con la: viva imágen que conserva- ria en si; daria nuevo ardor á nuestro enel migo y, ymos dibililaria á nosotros para: el tiem po del combate. Y asi estemos - bien «persua- didos que: Dios. no permite jamás, que seámos lentados sobre muestras fuerzas ;3y»que de esté modo:,;no. mos pueden hacer: las tentaciones sino /aquelomal que nosotros queremos. De:otra patte, ellas producensiempre en láscalmas fies les buenos efectos, las humiillan:, las. esditan á la vigilancia , las ejercitun la paciencia, y el mimo, las cónservan el fervor, las acercan [recuentemente-á' Dios , Jas haten compasivas de las enfermedades 'del prójimo, y capaces de darles úliles consejos: lo quemuchas veces ha lleyado á los Santos á' sufrirlas: con aleatia; bien lejos de pedir á Dios que los dibrase de ellas. 1. En-.fin, todas las ques vencemos nos Merecén: corona, y: nos dan armas, asi como armó á.David el mismo triunfo que: gano: sos ore Goliath. MAXDITA: SEGUNDA: No se debe oponer sie: 11 las tenticio: ma' viva resistencia, sinó sustituir el despre- 1 Santa Teresa. Cámino de la. Pe A

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