BFCANT00059270000000000000000

Práctica. 225 del espiritu de Dios sinó cuando se presen- tan los mónstruos para aterrarlo, 0 los ene- migos para combatirlo +. Y asi, puestos otra vez sobre aquellos que os hacen temblar asn desde lejos, debeis fortificáros bien lejos de debilitáros por el temor. Nada hay mas formi- dable para los demonios, que un alma que une la confianza en Dios, al desprecio y des- confianza de si misma. Esto es lo que ellos confesaron á pesar suyo, mas de una vez al Abad Moisés: « Tú nos has vencido, Moisés »(le decian), y todos nuestros esfuerzos son »vanos contra ti; porque cuando queremos »abalirte para hacerte caer en la desesperacion, »te elevas; y cuando queremos elevarte para »entregarte á la vanidad , te humillas. » IX. En fin, pues solo aquel temor que detiene nuestras pasiones y que escita nues- tro fervor, es un verdadero bien; y el que no sirve sinó para afligirnos , abatirnos y qui- tarnos el gusto de las cosas divinas, y debili- tar los deseos de nuestro aprovechamiento, no puede ser sinó mal y un grande mal: debe- mos aplicar todos nuestros esfuerzos para lo- grar.su destruccion. Lo Jaremos pues, re- flexionando que este no puede venir de Dios, pues nos aparta de él; y no puede ser otra cosa que maniobra del maligno Espiritu, pues es. tan conforme con sus deseos. Lo haremos con una deyocion tierna que dilate el corazon, dulcifique sus dlagas y que ponga en fuga al 1 San Francisco de Sales , Epúst. 30), lib. $ y 13.

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz