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222 Paz interior. nadie estará tranquilo, entre tanto que tenga miedo de perder su reposo. Asi lo entendió Séneca 1: Vosotros pues que hallais de pre- sente con que poder consoláros ¿ireis á bus- car temores de lo futuro ? El reposo ¿Os sirve de carga ? ¡Qué bueno! Bástale á cada dia su malicia 2: ¿Vosotros quereis juntar en un momento lo que habies espendido en toda vues- tra vida? Reunis con vuestra prevencion las tentaciones , que Dios no quiere que venzais sinó de una en una. Y ¿qué es esto? Esta es la mas peligrosa de todas las tentaciones; y es bien dificil que no sueumbais á ella, por- que esto es tentar á Dios : es atraer sobre vos- otros los enemigos ; y aquellos á quienes no quiere, que os espongais ahora : esto es que- rer combatirlos solos y sin auxilio; y esto en suma, es querer perecer. Ceñios pues al punto presente, y estareis tranquilos: vivid del pan cuotidiano : no penseis en el dia de mañana; y no os inquieteis de un suceso lejano, que puede ser os hiera en el último momento de vuestra vida. Si ya habeis vencido las tenta- ciones que os atemorizaban ¿por qué no las venceis ahora? No sentis al presente la fla- queza sinó porque no es tiempo de combatir; pero es el de vuestra imprudencia. Dios dá la gracia en la ocasion y segun la necesidad; y no en todos los instantes y segun nuestro ca- pricho. El fuerte de Israel no se halla lleno 1 Calamitosus est animus futuri anxius, Seneca, 2 Sufficit diei malitia sua: Matíh. 6, Y. 34,
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