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214 Paz intérior. la mayor parte de san Francisco de Sales 1, que como él dice de sí mismo , habiendo pro- bado estas grandes penas por un largo espa- cio de tiempo, se compadecia sensiblemente del estado de las almas que estaban asi afligidas. MI. Ya hemos dicho, que no es necesario ocuparse sinó rara vez y por la necesidad, en ciertas verdades de la Religion, que asustan y alemorizan. Los timidos, y los sujetos á tentaciones contra la Esperanza, deben reflexio- nar sóbriamente sobre lo que les espanta, y lleva á la vasta estension de la eternidad, donde se pierde la vista; á la infinidad de Dios, que es un abismo sin circunferencia y sin suelo; á lo poco que podemos hacer para merecer el inmenso peso de la Gloria, á que aspira- mos; y lo poco tambien que hacemos, de esto poco que podemos hacer. No hay sinó un paso que dar de este espanto á la descon- fianzh. Y asi los misterios mas conocidos, las verdades mas prácticas, Jas máximas mas simples , deben ser la ocupacion ordinaria de las almas timidas y poco abanzadas en la virtud. IV. Es cosa tan rara, que los pensamien- tos sobre la predestinacion hieran el corazon y lo esciten á la piedad, cuanto asustan al entendimiento é irritan la imaginacion : que los Directores de almas mas famosos no se les permiten, sinó. con la última reserva; y se les prohiben absolutamente á los agitados de las tentaciones, de que hablaremos aquí. 1 Lib, 5, Epist. 30 y 31.

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