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[AA RITA 2192 Paz interior. de Dios, que este desgraciado sacude sin ce. sar en si mismo, le hieren hasta el.fondo del corazon, en él devoran todo el espiritu inte- rior y toda la uncion santa 1. Ni se atreverá á buscar su consolacion en Dios; pues cree ver salir de las manos de su justicia el fuego que lo devora. La buscará tal yez entre los hombres , pero pocos entenderán su pena; y entre ellos hallará pocos que se compadezcan de él, y menos aún que estén en estado de aliviarlo. Muchos si le aumentarán y exagera- rán sus fallas , Ó irritarán su imaginacion en vez de hacerla calmar. Las tinieblas de su en- tendimiento aumentarán á proporcion el sobre- salto de su corazon ; y cuanto desvía los recur- sos para volver á él, tanto se aparta del camino de la paz. Para colmo de estas desgracias, esta tentacion que es la mas'horrible de todasl, es aquella que parece menos de lo que es; y él se figura al contrario, que es una Fé viva la que le hace sentir todo el peso de las ver- dades terribles, que lo hieren con rigor. 1. Pero es muy necesario, que estos es- pantosos trances sean lo que se figura. Si la Fé es el fundamento de la Esperanza, y esta es firme y constante, á medida de lo que ella tiene de viva y animosa; se vé que siem- pre se aumenta la alegria, la consolacion, la seguridad y la paz, á medida de lo persua- didos que estamos del amor de Dios hácia nos- 1 Sagitte Domini in me sunt, quarum indignatio ely bit spiritum meum, Job. 6, Y. 4s

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