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Práctica. 209 tima consecuencia despues de la cual no es permitido razona", es necesario escuhar a esta Jelesia con una entera sumisión, aunque la Doctrina que nos proponga sea, la de mas difi- cultad. Estos principios son tan cláros y llenos de ltz , que pueden penetrar los espiritus mas cerrados, si asisten todos los dias á oir aquellos que están encargados de instruirlos, Si parece ú alguno que es mucho, hacer razonar á los simples fieles; entienda que el que no es lle- vado, al menos implicitamente, por estos gra- dos á creer la sana Doctrina, cree frecuente- mente sin saber por qué; y para decirlo asi, tree acaso. Y ¿á qué tentaciones no estara espuesto? Y ¿cuál será entonces su recurso? ¿St no se vé tentado , su tranquilidad no ten- drá tal vez su origen en su indiferencia? ¿Qué injuria no hará á la Religion, temiendo tener siempre que profundizar sobre ella , de la cual no puede dar razon alguna, y á la que parece que no está inclinado, sinó porque su naci- miento, su educacion , y para decirlo de este mudo, su suerte lo han querido asi? ÍV. Sentados estos erandes principios, y bien profundizados ; un alma que sabe que hay tiempo de ver y examinar, aunque sin entrar en duda; y fiempo de someterse y de hacer callar á la razon, aunque sin imprudencia; de los cuales , el primero no pertenece á la ten- tacion de la turbacion, y el segundo es de casi toda la vida: que sabe que la Religion, en su todo es sensible y luminosa: que sabe, qUe sus principios tienen por una y otra parte

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