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O OS E A A A A A A E BE 1h NA NA ki h Ñ 204 Paz interior. se escondiese bajo el velo de la humildad misma? No se descuida de ningun manejo en el ejercicio de esta virtud, para evitar el pre- cipicio opuesto. Se hacen los últimos esfuer- zos para abismarse en su nada : se multiplican las reflexiones mas tristes y espantosas, hasla que estando oprimido de su peso, se cree humilde porque está abatido. Pero este no es verdaderamente el medio bueno de arrojar las tentaciones, sinó el mas propio para tur- bar la paz del alma. Una vista desdeñosa de vuestro enemigo y de vosotros mismos: un prudente olvido de todo lo que vuestro amor propio imagina hallar de bueno en vosotros: una fidelidad atenta sin contencion de dar á Dios la gloria de todos cuantos talentos os ha confiado, lo que vosotros no podeis ne- gar ni disimular: la exactitud de dejar caer todos los deseos de una vana estimacion: de separar cuanto sea posible, todo lo que es capaz de atraeros; y el cuidado de humillar simplemente vuestro orgullo : esto es lo mas propio para hacer que perezca la vanagloria, y para conservar á un tiempo la humildad y la paz del alma. : MI. Nadie se atreve ordinariamente á dirigir sus oraciones á Dios en ésta enfadosa situacion, por estar todo confuso con la vanidad, la que aumenta la tristeza y el abatimiento ; pero esto es una ilusion. Volved á Dios con tna vista simple y amorosa , y él Os llenará el corazon de consuelo. Mirad vuestra tentacion antes como una enfermedad , que como una malicia;

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