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Práctica. 193 sintiendo fuertemente combatido el sentimiento de se piedad con la pasion de la codicia, tomó el partido de distraerse de este objeto , y puso todo su cuidado en desviar los pensamientos de este asunto. Hé aqui la prudencia de los Santos; pero nuestra presuncion temerária no se. acomoda á estos sábios temperamentos.- Ella siempre quiere terer la gloria de mirar á-sus enemi- gos bajo sus piés, y no la humillacion de evitar el venir á las manos. Pero ¿qué su- cede ? Que se fatiga en el combate, y mu- chas veces emplea sin razon sus esfuerzos, contra aquellos que. ha dejado ya vencidos, y tiene cargados de prisiones. Alguna vez se esfuerza y se apura contra los fantasmas y quimeras , que nada tienen de realidad ; y en estos vanos debates , contra defectos poco pé- ligrosos, pierde las fuerzas que era preciso reservar para la práctica de las virtudes; y de este modo pierde mas la paz que jamás habita en un alma tumultuosa. IV. Jamás en fin, es necesario turbar la paz del alma con una práctica forzada de la virtud. Andemos paso á paso en los caminos dificiles; que por lentamente que andemos, mo harémos poco camino si siempre abanzamos, dice san Francisco de Sales *. Si no nos posee- mos, y no nos observamos cuidadosamente en estos sentimientos rápidos, nos arriesgamos mucho de dar algun ¡paso en falso y caer en el e] 1 Epiíst. 47, cap. 4,
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