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114 CAPÍTULO IV. Para mantenerse en la Paz interior, se han de desear con moderacion hasta las mismas virtudes, y practicarlas sin soberano ardor, ARTÍCULO I Moderacion en los deseos de la virtud. L Sería cosa digna de asombro decir; que es preciso ser sóbrios en la sabiduria, si no lo dijéramos despues de san Pablo , eon la autoridad que le dá su Apostolado !. Aunque no haya jamas escesos en la virtud, los hay muchas .veces en las ideas que se forman, en los. deseos que: se conciben, yen las aeccio- nes con que se practican; porque-la virtud consiste en un medio, del cual se desvía, tanto con la sobra, como con la falta : me- dio mas dificil de hallar que el centro de la gravedad de los cuerpos, y el perfecto equi- librio. Y asi como una mano trémula y muy apresurada, no encontraría jamás este equili- brio; asi los deseos muy ardientes, que pegan en el pesar y en la turbacion, jamás dejan 1 Dico enim per gratiam, que data est mihi... Non plus sapere quam oportet sapere , sed sapere ad sobrieta- tem. Roman, 12, 3. ;

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