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Práctica. 149 fuente mana siempre sin Gesar, se añade al disgusto la turbacion; la debilidad y el des- aliento siguen á la turbacion; y arrimándoos al Tribunal sagrado con estas disposiciones, por haber querido con mucho afan llevar una contribucion sensible, puede ser que no lle- veis sinó una negra tristeza, uh secreto des- perho y una especie de desesperacion. Vues= tro celo me edifica, pero. vuestro error me compadece ; y .el remedio de este mal es, aseguráros en una ilustracion toda simple. II. Yo os pregunto: ¿Qué cosa es la Con- tricion ó la Atricion, sobre que teneis tantas penas? Esta es, me direis, un dolor sincero de haber ofendido á Dios, ó precisamente porque se le ha ofendido, ó- al menos: por haberlo perdido. Pero añado yo: Este ¿es un dolor de cabeza, ó de otra parte del cu rpo? No, respondereis; porque este es un dolor de corazon. Mas aún ( porque en materia de piedad no sabemos esclarecer mucho las eo. Sas, para formar las mas puras ideas): Este dolor ¿es del corazon de carne, que es el centro de la vida corporal? De-ningun mo do. Este es, para quitar toda equivocacion, un sentimiento y pesar del alma, que detesta al pecado y que se arrepiente de haberlo come- tido. Oh! ¿Por qué, pues, atormentais vues= tro cuerpo, para escitar en vosotros lo que sola el alma, prevenida y ayudada de la gra- cia puede producir? ¿Para qué latigai5 vues- tra vista con una fija atencion de algun ob- Jeto perteneciente ¿ esto, y vuestra eabeza