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150 Paz interior. CAPITULO XIV. Fin de estas tres partes, y I Estos son los medios; y medios nece- sarios para adquirir esta paz y conservarla: pero termo que su practica aparezca dificultosa. Mas, ay de mi! que no tengo yo poder para dulcificar estos rigores, en favor de aquellas personas débiles, á quienes les parece que los grandes hienes cuestan siempre mucho! Qué! dicen estos: es preciso ir con tanto: evidado y ob- servancia en todas las circunstancias y mo- mentos ! ¡ Obrar siempre con los movimientos de la gracia, y jamás por los de la naturaleza! ¡ Reprimir todas las pasiones, hasta las mas legítimas , y pasar repentinamente, de las mas gustosas prosperidades, á los mas pesados re- veses , sin que el interior tome la menor cosa del mundo! ¿Qué hombre es capaz de per- feccion tan alta? Si la paz interior incluye tantas cosas, no puede esperarse que haya quien la: poséa en esta vida. Esto es verdad : No debe esperarse en este mundo la posesion de una tranquilidad tan perfecta, que no sufra la alteracion mas me- nuda !. Pero esperad : ¿No sabeis , que esta virtud como todas las otras , tiené diferentes 1 .Num quam sentire aliquam turbationem, ne: aliquam pati cordis,... molestiam, nou-est presentis temporis , sed slatus «terne quietis, Kemp, lib. 3, cap. 25

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