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102 Paz interior. CAPITULO VU. Padecer sin inquietud las arideces de: alma. L Lejos de- buscar un gusto sensible en las :'afeeciones escitadas con esfuerzo , es pre ciso safriff sio impaciencia las arideces y dis- gustos, y preferir siempre una paz solida fun- dada sobre la firmeza de las resoluciones , á los consuelos pasajeros, formados comunmente eon nuestra ternura natural, ó concedidas como a fuerza á fuestra escesiva flaqueza. En efecto, no son pocas las almas flacas y poco versadas en la vida interior, que buscan con ardor los consuelos, y que se afligen hasta el esceso con las sequedades ¿ y desde que cesa Dios en acar ciarlas , como una tierna Madre á uo pequeño infante reclinado en su seno, ereen “que las ha abandonado, y se hallan temtadas para abandonarlo á él; y enlónces oruinariamente desprecian su servicio, y pierden del todo la paz del eorazon. Este es un mal tan com que ap. hay Libro espiritual que uo lo trate: y yo. me dispensaria gustosamente de habla de esto, silo poco que diré, y Le visto en estos 'Autores;., no entrase necesarinmenic en la materia de: que trato. Gonfieso desde luego que : cumplir las obligaciones relig un co razon frio y-.con un espiritu disipado , v vol:

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