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PP + 14 de los cantores, cuyas voces resuenan con un nuevo timbre, y con el canto de los kyries y el Gloria, ejecutados con todo el primor y gusto con que saben hacerlo los grandes artistas. Pero al llegar al Sermón ya no es posible comprimir por más tiempo dentro del pecho el movimiento creciente de las emociones; los ojos se llenan de lágrimas, y sin poder contenerlas, se dejan correr en abundancia para que el corazón se desahogue, El Ora- dor se hace cargo de su situación, penetra la emoción de su inmenso auditorio, le toca la fibra del corazón mas delicada, pintándole el espectáculo solemne y divino que ofrece, luego recorre á grandes rasgos la hermosa historia de Nuestra Señora del Puig, y sienta su brillante proposición presentando á Maria como la vencedora de Satán y sus sectarios, haciendo resaltar el poder, la hermosura y el atractivo que tiene nuestra Madre, nuestra Reina, nuestra Abogada, y lo mucho que podemos y de- bemos esperarde Ella en el porvenir, si nos hacemos dignos de su amorosa Protección. Tal es el brillante plan que desarrolla con admirable elocuencia. El inmenso auditorio le dirije una mira- da significativa que equivale á un parabién expresivo. Se retira el Orador y la Misa sigue celebrándose con una Solemnidad que no cansa sin embargo de ser más de la una y media cuando que- da terminada. Pero antes de retirarnos hemos de ver todavía una vez más en el púlpito al humilde Capuchino el R. P. Luís de Masamagrell, dándonos solemnemente la Bendición Papal y con ella un tesoro de bienes espirituales que cada cual recoje con vivo interés, comofruto y recompensa de tan santa jornada. Todo el mundo se retira del Templo con el corazón repleto de satisfacciones, el alma rica de gracias, el semblante festivo y con ganas de comunicarse mútuamente las dulces impresiones que se han esperimentado. Veamos ahora lo que pasa fuera del Tem- plo: el especiáculo es de otra índole, pero no deja de 1ener tam- bién su dosis de poesia. No hay que olvidar que los Romeros son todos Hijos de S. Francisco y que por lo tanto no forman más que una sola familia, en la que reinan la verdadera frater- nidad, la verdadera igualdad y la verdadera libertad, según lo acaba de decir el mismo Vicario de Jesucristo, nuestro Santísimo Padre León XII. Como miembros, pues, de una sola y bien or- ganizada familia, les hemos visto en este día realizar del modo más admirable el bello ideal democrático, sentándose todos jun- tos en la Mesa del Señor por la mañana, formando después juntos
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