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habiendo una gestación profunda de criterios distintos, fruto de toda la renovación conciliar. Mirando global– mente el reconido, cierto que hay ·dos tiempos• en esta •roturación evangélica•. El P. Lázaro escoge la fecha de 1967. No es una división taxativa, se comprende. Podria– mos igualmente aludir al año de 1965 -investidura del nuevo Prefecto y terminación del Concilio- como el pa– so a una segunda etapa de presencia evangélica. Centrándonos en la persona de Monseñor, nos es fá– cil dividir su itinerario a partir de hoy hasta su muerte en tres etapas: - Los cinco años que preside la Iglesia de Aguarico en calidad de Prefecto Apostólico (1965-1970). - Los años sucesivos, aproximadamente unos cator– ce (1970-1984), en los que fue un simple misionero, aun– que también con primeras responsabilidades de cara a los hermanos, e interinamente Pro-Vicario Apostólico en espera del sucesor. - Y los dos años y medio largos en los que fue el primer Obispo de Aguarico (1984-1 987), concluidos con su gloriosa muerte en compañía de la Hna. Inés. Claro que en la vida del P. Alejandro, leída en el li– bro de Dios, hay que destacar una fecha providencial: el año 1977 en que la Hna Inés entra en Aguarico. Aguarico: tierra, gentes y cultura La Prefectura apostólica de Aguarico fue erigida por la constitución apostólica Ex quo tempore de Pío XIl el 6 de noviembre de 1953. En este documento fundacional se decía: éncomendamos la nueva Prefectura Apostóli– ca, que erigimos en virtud de estas letras, 'ad Nostrum et Apostolicae Sedis nutum', a los solícitos cuidados de los Hermanos de la Orden de Menores Capuchinos, que, siendo como son celosísimos de buscar la gloria de Dios, no perdonarán fatiga ni trabajo para extender la verdad cristiana·. Juridicamente los capuchinos, precisa– mente ellos, eran los responsables de implantar la Igle– sia. Esto se llamaba en derecho uius commissionis·: un 82