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El P. Alejandro, superior de la Custodia de Ecuador (1961-64) Cumplido el trienio se hace la revis10n de cargos. Los religiosos envían sus votos a la Curia provincial de España, y aquí, vistas la papeletas, se procede al nom– bramiento. El Superior provincial, P. Florencio de Arta– bia, comunicaba al interesado en carta del 8 de marzo que se había hecho el nombramiento, el cual había teni– do la conformidad del P. General. ªQuiero suponer, mi querido padre Manuel, que, al igual que sus dos com– pañeros, querrán ver en el resultado de estas elecciones la voluntad del Señor, y aceptarla aunque ello suponga alguna contrariedad a sus ilusiones personalesª. El P. Alejandro quedaba nombrado Superior de la Custodia y respondía: "Personalmente me hubiera ilusionado cual– quier otro destino. Con todo, acepto esta nueva designa– ción con temor y confianza. Confío en que Dios no abandonará esta joven Custodia, obra de sus manos. Te– mo ser obstáculo para su debido progreso interno de santidad y eficiencia en su apostolado externo. Pido a Dios nos ilumine para ver en todo su Divina Voluntad y fuerza interna para secundarla con suave generosidad· (l 9-III-61). Como Custodio su lugar de residencia es Quito. Es más, con buen humor escribe al Procurador de Misiones en la Provincia: "Y contra toda la democracia de que es– tamos acostumbrados alardear, (me tiene) de Superior local y Párroco. Toda una dictadura de acumulación de oficios· (26-VI-61 ). Pero espera un refuerzo de personal de Espaiía. ªCon esto, creo, que podré deshacerme de algún enchufe, de los tres que tengo•. El P. Alejandro como superior tiene su planteamien– to sobre necesidades actuales de la Custodia y proyecto de vida. Ante la próxima visita del ministro provincial, que será en los meses de agosto y septiembre, cree que deben estudiarse estos puntos: a) Exigir un mínimo de vida común en todas nues– tras residencias, a base de un horario con variaciones para la Costa y para la Sierra. 72

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