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siguiente una gran Comisión que llenaba un autobús se trasladó a Quito para entrevistarse con el M.RP. Custo– dio, con el Cardenal. con el Nuncio y con el Ministro de Gobierno. Todas estas autoridades, naturalmente les dieron al– gunas esperanzas de hacer lo que estuviera de su parte para evitar ese cambio que tanto afectaba al pueblo de Pifo. No han sido pocas las molestias que la Comunidad de Pifo ha tenido que sufrir, a causa de la impertinencia del pueblo y de algunos hacendados, amigos del P. Ma– nuel. El día 16 de diciembre, se trasladó a Quito. Hasta la estación del tren le acompañó la escuela Católica con las Hnas. Misioneras. El día 26 en una avioneta de la Tao se dirigió hasta Tiputini y de allí a Nuevo Rocafuerte. Quede constancia en esta Crónica del imperecedero recuerdo que ha dejado en este pueblo, por su amabili– dad, prudencia y celo apostólico en dirigir durante 3 años largos la parroquia y Comunidad'. Estos fueron los sucesos escuetos. El P. Alejandro ya está en Aguarico; mas entretanto se van moviendo mu– chos hilos para revocar la obediencia dada y hacer que el superior de Pifo se quede donde estaba. La señora del Presidente de la República, Dolores Gangotena, por me– diación del embajador ecuatoriano en Roma manda una instancia al Rdmo. P. Benigno de Sant'llario Milanese, superior general de los capuchinos, con la firma de 80 damas guayaquileñas. Desde Madrid hace lo propio el embajador Guillermo Bustamante con 140 firmas de Pi– fo (14-Il). El P. General •ante la solicitud firmada por las · más altas personalidades de Quito• promete revocar la obediencia. "Y ayer mismo -escribe al provincial de Na– varra-Cantabria-Aragón el 19 de febrero- enviamos un cable al Padre Manuel diciéndole que suspendiera su viaje a la Misión de Aguarico·. No es raro que con motivo del traslado de un fraile lleguen cartas y firmas al superior mayor, pero el caso de Pifo resulta insólito. El Custodio Santos de Egüés es- 68

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