BCPAM00R16-4-48000000000

los m1s10neros de China en Pamplona. Según el Supe– rior regular, la finalidad de esta asamblea ·no es otra que examinar y criticar serena e imparcialmente toda nuestra actuación en los 27 años, bastante gloriosos, de nuestra Misión de Pingliang, con miras a un apostolado que desearnos pueda reanudarse en un mañana no leja– no·. Eran los reunidos, junto con su obispo, 1S. Pero el mañana estaba en manos de Dios y hoy ha– bía que actuar. En diciembre de aquel año el superior provincial anunciaba el compromiso oficial que se aca– baba de firmar aceptando la Prefectura de Aguarico, surcada por el río Napo, en la selva amazónica, y la pro– ponía como sustitutivo de lo que quedaba en China, clausurada por el momento. "Estamos seguros que la Provincia toda recibirá alborozada la noticia de la nue– va Misión entre infieles, que se nos encomienda, enla– zando la gloriosísima historia de la heroica Misión de Pingliang, casi extinta, con esta incipiente Prefectura..." ( Totificaciones, nov.-dic. 53). El P. Alejandro se disponía a ir a la selva, pero su destino, previsto en aquella carta recibida en Hong– Kong como un destino a Aguarico-Napo, no iba a ser de momento a Aguarico, aunque sí al Ecuador y en concre– to a Pifo. El adiós conventual se hizo el l2 de marzo de 1954, uniéndolo a la fiesta onomástica de Mons. Larrañaga, por ser día de San Gregario. Uno de los presentes cuen– ta que, aun siendo día de alegria, se tenía la impresión de ser un día de luto por el vacío que dejaba con su partida Alejandro entre sus hermanos conventuales y entre la gente. Los cuatro años de Pifo (l 954-1957) El 18 de marzo de aquel año 1954 a bordo del tran– satlántico MAntoniutti Usodimare· el P. Alejandro salía de Barcelona rumbo a América. Eran sus compañeros de travesía el P. Félix de Gomecha y Fr. Alejo de Vidania, junto con el P. Santiago Lazcano y Fr. Antonio de Alsa- 63

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz