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III Ecuador En Fuenterrabía, un año a la espera de la nueva misión (1953) En su regreso a España, y en tanto que se hacía el tiempo para embarcar a la nueva misión, los dos com– pañeros, P. Alejandro y Fr. Alejo, fueron destinados al convento de Fuenterrabía. Alli encontraron, como miem– bro de familia, a otro de los misioneros chinos, P. An– drés de Lizarza. El día en que los dos recién venidos salían del con– vento para el Ecuador, marzo 1954, el cronista del con– vento anotaba: ·se marcha a la misión de Ecuador, pa– rroquia de Pifo, el P. Manuel de Beizama y Fr. Alejo de Vidania. Se notará su falta en el convento. El P. Manuel predicaba muy bien en vasco" {13-III-54}. No fue un año de vacaciones - ¿cómo podía serlo para Alejandro?- pero sí un año con destino. La Cróni– ca anota diversos ministerios esporádicos. Dato de gran interés es el que se refiere al vasco: predicaba muy bien en vasco. Este dato sólo lo pueden valorar en su justo mérito los vascos que saben cómo la lengua materna se puede atrofiar por falta de uso. Denota, pues, este rasgo que el P. Alejandro estaba muy bien dotado para las len– guas. Fue un año aquel de Fuenterrabía vivido intensa– mente con el recuerdo de lo que quedaba allí en China. Con frecuencia llamaban a los misioneros para dar con- 61
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