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sinceridad por ambas partes. Comenzaron preguntándo– me si quería volver al txoko natal. - K'an nimen tse mo yang (vosotros disponed como os plazca), les contesté. - No somos nosotros los que hemos de disponer si– no tú mismo. - Pues bien; si depende de mí, yo no quiero volver. Extrañados de esta respuesta, me preguntaron de nuevo: Pues ¿por qué pediste el volver? - Porque creía que era consigna del gobierno que todos nos volviéramos; pero como vosotros decís que podemos permanecer... - Esto necesita una explicación. No hay consigna, pero es del todo necesario que los extranjeros que quie– ran permanecer aqui acaten enteramente el Programa Común. - Me alegro de su respuesta y de su sinceridad. Pre– cisamente aquí están mis dudas y voy a hablar con toda sinceridad. Yo soy anticomunista por convencimiento (fantui kung tch'a tchui). - ¡Eht ¿por qué así? - Sencillamente por su doctrina materialista, nega- ción de Dios, del alma... Si teniendo esta ideología reac– cionaria (fan ting she shiang) vosotros veis que puedo ser útil al pueblo chino, dejadme permanecer (pa ngo liu ja}. Yo no tengo inconveniente en darme al servicio del Pue– blo, aun como simple dependiente del Wei shen yuan (=Asociación de sanidad) (tse fu wu shang ngo mo yu shen mo wen t'i)... - Pues eso no puede ser. Si quiere permanecer en China es preciso aprobar el comunismo, abrazar la re– forma católica de las Tres Autonomías y obedecer todas las leyes del Gobierno Popular. Es decir: ¿o volver o abrazar todo eso? - Sí, eso es... - Pues bien, yo pido la repatriación, porque yo no quiero aprobar el comunismo (pu tsacheng kung tch'a tchu-i} condeno la reforma de las Tres Autonomías (fan tui san tse kei sin) y en religíón no quiero obedecer las 56

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