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ciudadanía china. La ordenación fue el 1 de octubre, y la toma de posesión de su •catedral• de Pingliang el 29 del mismo mes. El P. Alejandro nos ha dejado una cró– nica de aquel día importante para los anales de la Igle– sia en Pingliang. "El curso de los acontecimientos -escribe el Supe– rior Regular- se torció de muy distinta manera y en 1951 comenzó un segundo periodo desastroso: la Refor– ma religiosa o la destrucción de la Diócesis·. La Reforma religiosa estaba proclamada bajo la con– signa de las tres autonomías: Autoadministración, Auto– predicación, Autosustentación. Todo pa,recía legítimo, si se salvaba el lazo de unión con Roma. Pero también aquí algo olía... no a prados primaverales ni a perfumes. E) cronista se resiste a transcribir documentos de sacer– dotes que, con palabras suaves y otras terribles y viru– lentas, proclamaron la Reforma en la diócesis, porque esos sacerdotes, a la vuelta de pocos años, vieron la trampa, y felizmente regresaron y hoy trabajan como sa– cerdotes de la Iglesia de Roma. Uno de ellos lealmente envió al P. Alejandro la pro– clamación de la Reforma que había hecho en su feligre– sía. En Tsingning el P. Alejandro se sentó, reflexionó, es– tudió, y redactó un documento en latín respondiendo a la consulta. No estaba de acuerdo. Hubo, pues, un lavado de cerebro. El seminario se deshizo; parte de los seminaristas, desfondados en sus convicciones religiosas, pasaron a ser acusadores... El Sr. Obispo, el P. Pedro Bautista de Tolosa y Fr. Francisco de Zabalza, antes de ser expulsados, pasaron 18 meses de encarcelamiento en las mismas dependencias de la mi– sión desde el principio de 1952. Solo y sin cristianos Así titula Alejandro la fase final de su estancia en Tsingning. Está allí, y este hombre nacido para el servi– cio, se siente querido y feliz en su entrega. Tiene buena tarea curando enfermos, en el dispensario y de visita en 52

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