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parecer de los misioneros es quedarse; se renueva el es– píritu de generosidad. Parece que el gobierno español pone a disposición de los misioneros un avión para el regreso; pero Alejandro escribe a Pamplona, octubre 1948: "Personalmente me vería mucho más contento y satisfecho si oyera que el gobierno español ha puesto un avión para trasladar misioneros de España a las Misio– nes que para retirar de las Misiones a la Patria". Son momentos de zozobra, que requieren por parte de los superiores mucha sensatez. El Superior Regular de la misión, P. Jenaro de Artabia, escribe una carta per– sonal a cada religioso, invitándoles a volverse temporal– mente a España. La postura de este misionero, P. Alejan– dro Labaka, está patente en esta carta del 5 de diciembre de 1948. M. Rdo. y amado Padre: Paz y bien. Recibí su amable y paternal invitación fechada el día uno del mes de diciembre. Después de considerar detenidamente lo que en ella me dice y otras muchas (cosas) que deja translucir, me decido a exponerle mi decisión para su completa tranquilidaá.. M. R Padre.· le suplico humildemente que, si el Señor llega a creernos dignos de padecer algo por El y endereza los pasos de los comunistas hacia nuestra Misión, me dé su paternal bendición y obediencia y me deje en cualquiera de Uis esta.ciones de la Prefec– tura. Creo que mi pena sería mayor si me mandaran huir que mandándome permanecer en mi puesto. Pa– ra mayor tranquilidad suya, le digo que esta mi deci– sión es anterior a su carta y tomada ante Las gradas del altar. Si llegado el momento y a pesar de esta mi deci– sión, creyera otra cosa más conveniente para mi alma y gloria de Dios, Le suplico disponga de mí con toda libertad según vea ser La Voluntad de Dios. En la documentación que hemos manejado del P. Alejandro creemos que esta carta es de una importancia 48

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