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meses en Chengyuen dedicado al aprendizaje de la len– gua. Desde allí escribí al superior provincial, P. Florencio de Artabia: "Hoy por hoy el mejor medio de apostolado en Kansu es el ejercicio de la medicina. Uno que sepa la medicina tiene facilitado en gran manera el poder esta– blecer contacto con las familias: No habría día en que no le llamasen de las aldeas· (20-I-48). En julio de aquel año se traslada a la estación central de Pingliang, donde está el mejor dispensario. A las órdenes del hermano Fray Francisco de Zabalza estudia y aprende hasta con– seguir un diploma oficial del estado para ejercer la me– dicina con plena legalidad. En octubre escribe a sus fa– miliares: ªAhora estoy en la ciudad de Pingliang, dedicado a curar o a aprender a curar con nuestro fa– moso médico Dr. Francisco. Cada día curamos a más de 100; algunos días hasta 140 enfermos·. (l 1-X-48). El ejercicio de la medicina estaba vedado a los sa– cerdotes por ley canónica. Pero ¿en China? Un veterano, el P. Fernando de Dima, que había llegado a la misión en 1933, rompía lanzas porque los misioneros pudieran dedicarse a curar los cuerpos, que él lo veía tan teológi– co como curar las almas, y en 1948 se expresaba: "El primer día de este año he sabido que hace más de un lustro la Sagrada Congregación de Propaganda Fide concedió a los misioneros chinos facultad para practicar la medicina, cosa que les estaba vedada por las leyes de la Iglesia. Tal vez la dicha saJubérrima y tan suspirada concesión haya sido hecha a insinuación del actual Se– cretario de dicha Congregación, que trabajó como misio– nero en China durante muchos años... ¡Ojalá que Dios ilumine a los Superiores de las órdenes religiosas para que preparen personal apto para las Misiones conforme a esta nueva concesión, de manera que en breve todos o la mayor parte de los religiosos que vengan sean docto– res en medicina·. El P. Alejandro veía así su caso personal, cuando después de la expulsión en un encuentro de misioneros él expuso el tema de Observaciones personales sobre la importancia de la medicina en nuestra Misión de Pingliang. 43

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