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los demás hermanos. Acuérdate de vez en cuando de mí cuando recibas a Jesús en tu pecho. Adiós, otra vez te escribiré más. Te bendice tu hermano. Alexaocolo Alejandro, pues, el día 22 de abril de 1947, celebró la misa en la Santa Capilla, se ofreció a la Virgen del Pilar, patrona de nuestra provincia capuchina de avarra– Cantabria-Aragón, y pidió la gracia de ser mártir, dando toda su sangre por Jesús, por María y por la almas. El día 28 de abril, en Barcelona, a las 6.30 de la tar– de, zarpaba el vapor filipino Haleakala, entre cuyos pa– sajeros iban 64 misioneros con hábitos de todos los co– lores. Al soltar amarras los misioneros comenzaron a cantar el Grande ideal desbordándose en aquellas pala– bras que suenan: "¡Ya voy, ya voy a la Misión querida... r Cada día se celebraban 32 misas. En mayo hicieron el Mes de las Flores, y Alejandro era el encargado de con– vocar a los pasajeros al son bucólico de una esquila. Fue un viaje feliz hasta Manila, adonde arribaron el 29 de mayo. Luego vinieron las penalidades. El 11 de ju– nio subieron a la nave General Meigs, antiguo buque de guerra norteamericano y ahora barco de pasajeros, ruta Hong-Kong y Sanghai. El día del Sagrado Corazón pisa– ron tierra china en Hongkong; el 15 llegaban a Sanghai. De la lejana misión había salido a recibirles el veterano misionero P. Pedro Bautista de Tolosa. "Yo no sé decir– les -escribe Alejandro a los estudiantes filósofos- lo que sentimos al saludar al P. Pedro Bautista ni lo que sintió él al abrazarnos; lo que puedo decirles es que una de las primeras cosas que hizo, fue enseñarnos y llevar– nos a la Capillita; fue el ángel de la guarda que previó que con tantas emociones nos exponíamos a olvidamos de lo único de que debíamos acordarnos en aquellos momentos· (l 8-VI-47). Querían llegar a la Misión para el día de la Virgen de agosto. Tras no pocas peripecias llegaron el día 22: "y hacia el mediodía entrábamos en nuestra nueva Patria. ¡Salve, salve, Kansu!w 38