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reportaje. Les acompañaba otra familia huaorani de Dayuno, el matrinomio de Zoila y Dabo. Zoila hacía de intérprete para los visitantes . Kempere, al recordar historias, recordó la muerte de los dos cohuori, Alejandro e Inés. En días sucesi– vos el investigador alemán le hizo repetir la historia. Kempere volvía a contarla con nuevos detalles. Decía Kempere que él estuvo presente. Patzetl registraba los datos en una grabadora, y gentilmente prestó a los misioneros de Aguarico la grabación. Ya en poder de la Misión, dos misioneros, Lino e Inés Ochoa, con ayuda de Araba, Yacata e Inihua, huaorani del Yasuní, escucharon otra versión. «No igual a la de Zoila - comenta el misionero Mi– guel Angel Cabodevilla - ni distinta, sino todo lo con– trario» . Y se explica: «A estas gentes no les interesa traducir, comentan, preguntan, se sorprenden o enco– lerizan. .., dejándonos en ascuas. Al narrar, viven lo que narran y fabulan. Desde esta ladera nos preguntamos, después de es– cuchar relatos a Kempere: ¿Estuvo presente Kempere o protagonizó en sus vivencias la escena que recom– ponía? Valgan estos párrafos como simples retazos. Cuen– ta Kempere que antes de matarlos cantaron, cantos de enardecimiento y represalia por la muerte de su Jefe Taga. ¡Nosotros mataremos ! Nuestro primer hermano, nuestro hermano mayor ha muerto. Ahora vamos a malar nosotros, ellos ya mataron a nuestro hermano. Desapareció nuestro jefe, ¡ahora vamos a matar a todos los de fuera, a quienes se acerquen aquí! 286
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