BCPAM00R16-4-48000000000

El gesto de Alejandro e - celebrado e interpretado en la Eucaristía La muerte de Alejandro e Inés se fue celebrando con extraordinaria intensidad en diversas Eucaristías. El P. Langarica en la citada carta del 28 de Julio notificaba que se estaban celebrand o Eucaristías en Pifo, Guaya– quil, Quito (Parroquia de la Concepción), lugares donde Monseñor había ejercido su apostolado. •Aquí en todas las intervenciones, que se han tenido en la iglesia y fue– ra de ella, a Monseñor y a la Hna. Inés se les proclama como mártires de la caridad, y creo que es la verdad•. Particularmente significativa la misa que ese 28 de j ulio se celebró en la iglesia de San Francisco de Quito, organizada por la CER (Conferencia Ecuatoriana de Re– ligiosos) como testimonio y estímulo de la vida consa– grada. La presidió el P. Jesús Langarica. En la entrada procesional se llevó la Biblia Latinoamericana, el ejem– plar qu e manejaba Monseñor. Se hacía resaltar al prin– cipio que cercanos a la conmemoración de los 500 años de la llegada al nuevo continente, todavía quedaban gru– pos a los que no había llegado el mensaje de Jesús. Di– versas veces sonó la voz de Monseñor, recogida en mag– netófono, pronunciando textos transcritos en esta biografía. La Eucaristía quería estimular la conciencia de quieres profesan u na forma de vida consagrada para reavivar la fuerza carismática de la vocación y el dina– mismo profético. Como primera lectura se llamó a San Pablo en 1 Cor 9, 16b-23 para definir la actitud de nues– tros misioneros. ¡Pobre de mí no anuncio el Evangelio! Si lo hicie– ra por iniciativa propia. podría esperar recompensa. Pero si me obligaron a hacerlo, no hago más que cualquier servidor. ¿Qué haré entonces para merecer una recompen– sa? Al anunciar el Evangelio lo daré gratuitamente sin valerme de mis derechos de predicador. Aunque yo era libre respecto de todos, me he he– cho el servidor de todos con el fin de ganarlos en ma- 263

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz