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día anterior nos a la puerta y él es el primero que ese entera de labio el piloto. Baja el Sr. Roques. Yo no tengo ganas. Estoy como sin fuerza, clavado al asiento. Veo que el Sr. Roques se para en el camino, se inclina al suelo apoyando su cuerpo sobre las manos que des– cansan sobre las rodillas. Se va haciendo verdad que los mataron. Me bajo, ando solo, cabizbajo. Se me acerca el piloto, me echa una mano queriéndome dar el pésame y no pudiendo resistir me desato en llanto. Llego a la ba– rraca y ya está el Jefe hablando por radio con sus supe– riores de Quito. Van llegando trabajadores. Le entrego las llaves de mi carro al francés Michel y le pido que me lleven a Coca en helicóptero. Yo quiero llegar cuanto antes a estar con mis hermanos. Cinco mi– nutos más tarde estarnos en vuelo, el piloto y yo. Nos acercamos a Coca. Son como 20 minutos de vuelo o me– nos. Le pido al piloto que al regresar a la base se dé una vuelta por Pompeya. Allí se encuentra Juan Santos y sabía que Jesús Elizalde había salido allá de mañana. Me promete que sí. Oigo que el piloto le conversa por radio a otro compañero del accidente, de la muerte. Va– mos llegando a Coca y pide permiso a la torre de con– trol del aeropuerto de poder aterrizar en la Misión por– que va de urgencia, pues los Tagaeri han matado a Monseñor y a la Madre Inés. Conceden permiso y el he– licóptero atravesando el Napo se dispone a aterrizar junto a la casa. La gente corre. Los padres Javier y José Luis, los sa– cerdotes aragoneses que trabajan con nosotros, corren al encuentro. Ya han pensado lo peor. Desciendo y a quien primero encuentro es a Carmen Pérez, la señorita que incansablemente trabaja en el seminario. Llega Ja– vier. Me echo a llorar. Me acerco a casa y encuentro a la enfermera de Rocafuerte, la Hna. Imelda, también a Ce– cilia Peñaherrera, profesora del Colegio, a Juan Pedro a quien le digo, que vaya a avisar a José Miguel que está en Huamayacu. Se me acerca el piloto pidiéndome que le escriba un mensaje para los de Pompeya. Lo escribo bien claro y escueto: 'Juan Santos, Jesús, han matado a Monseñor . Venid'· . 251
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