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Están preparando las cosas y conversan. "Jamás 1a conversación desemboca en la peligrosidad de la empre– sa, y pensamos que 1a personalidad de Monseñor, su ex– periencia, su vida con el pueblo Huaorani transmite a todos confianza de que todo ha de salir bien. Yo tengo la ilusión, ya que no puedo bajar con Monseñor e Inés, de al menos acompañarles hasta el lugar, estar presente en el descenso y dejarles allá. Sé que es un momento histórico en nuestra vida nacional y en la historia de la Misión. Vamos a tener el primer encuentro por los Ta– gaeri. Este grupito, como de 30 a 50 personas (mucho parece ser SO personas) van a ser integradas en la vida nacional; la Misión va a tener la gran alegria del encue– tro amistoso y soñamos con un desarrollo de compren– sión, de amistad y ayuda como lo ha sido con nuestro grupo del Yasuní..:. No fue posible aquel día, y avanzada la mañana re– gresaron a Coca. De vuelta se detienen un rato en las dominicas misioneras, Km. 30 de 1a carretera a los Au– cas. Aquella tarde una de estas hermanas, ya menciona– da, Elvira Femández, sale a Coca, rumbo a Quito, de va– caciones. Por Radio Católica contaba después: "He esta– do con la hermana que iba a viajar con él y la he visto que estaba bastante tranquila y me ha dicho que con Monseñor no tenía miedo. Yo, en cambio, vi a Monseñor bastante preocupado, cosa que me impresionó y lo he comentado con 1as hermanas de la comunidad, que se lo veía bastante preocupado, tal vez sin saber lo que iba a ocurrir o presintiendo... ¡quién sabe!..". Al anochecer de aquel día 20 Inés dio un abrazo a Lucero, la hermana más joven de su comunidad, y le di– jo: - Que el Señor te siga ayudando. Lleva este dinero. Es sagrado, es dinero de estipendios de misas para mi papá y mamá. Si pasa algo, ahí está la plata. 246
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