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El día 20 Inés quiso entregar a Monseñor un regalo (una pluma Parker) que le habían mandado las herma– nas de Inés. Monseñor le indica que ahora no se preo– cupe de eso. El día 19 va a despedirse de todos: seglares, madres, padres... Cuando le preguntan "¿Hasta cuándo?, respon– de "Hasta nunca·. El 19 por la noche fui a su pieza y la encuentro arreglando todo. Me dice: - Tengo que dejar todo arreglado. - Y ¿no te da miedo entrar a los Tagaeri? - No, Laura. Si muero, muero feliz. Ojalá me dejen en la selva. · Inés se arrodilló y me dijo: - Esta ropa me la han regalado mis familiares; es para los Huaorani. Nos abrazamos y salí de su pieza. Pero regresé inme– diatamente y le dije: - De verdad, Inés, ¿no te da miedo? - No, me dijo; porque si muero, muero como y don- de se lo pedido al Señor». "Si muero, me voy feliz" En la habitación de Inés, tras la muerte, se encontró una pequeña hoja, escrita de su puño y letra. Era su última palabra, su testamento, y decía así: 244 En casó de muerte: El dinero que queda es así. Colombiano de mis hermanas, Angela y Ana Isabel y 2.000 Pesos de Ro– que. 4. (- 4.000) sucres debo a Gabamo por motoris– ta. 5.000 me había dado lmelda y no los gasté. El res– to de los 25.000 que me dieron en Rocafuerte para lentes, dientes, etc. que lo empleen para aucas y po– bres. Si muero me voy feliz y ojalá nadie sepa nada de m~ no busco nombr:e... ni fama. Dios lo sabe. Siempre con todos Inés.
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