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vían la seriedad de la hora, atisbaban el peligro, la posi– ble muerte. Le preguntaron siempre si tenía miedo y si por casualidad muriera...; la conversación se repetía en las tres comunidades de la zona (Coca, San Pedro de los Cofanes, Shushufindi). Y ella siempre respondió serena y tranquila: que estaba contenta, y en el peor de los casos si tuviera que morir, moría feliz... El domingo se confe– saba con Monseñor mismo~. Marta Oliva Giralda A., de la comunidad de Shushu– findi, recuerda el paso de Inés por su comunidad capu– china de Shushufindi. "Inés, siempre ibas de prisa, tenías mucho que hacer por los hermanos, tu proyecto de vida es servir. Pero nunca te vi con tanta prisa como el día 19 cuando te apresurabas a alcanzar tu corona en tu primero y definitivo viaje a los Tagaerí. Sin embargo vi– niste a nuestra casa para traernos las buenas noticias del congreso misionero; pero tu gran noticia era tu víaje a los Tagaeri. Sólo pasaste con nosotros 20 o 30 minu– tos.pero vividos intensamente. Nos dijiste que al regreso de los Taga vendrías a pasar con nosotras un día com– pleto..:. En la residencia de Coca, donde estaba el Obispo, había confianza en el buen resultado. Y el P. Roque Grández... (si el lector ha llegado a sospechar que este nombre tiene algo que ver con el autor de las presentes páginas, sepa ahora que es hermano de sangre y profe– sión) sigue su relato: "Y o vivía el entusiasmo y la alegría de Monseñor al acercarse la hora; más aún, con sencilez le manifesté el deseo de acompañarle si él lo quería, a lo que muy sencillamente me indicó que no hacía falta, pues ya iban dos... Monseñor poseía una confianza abso– luta sobre el éxito de la empresa; estaba confiado en sí mismo.pues conocía la lengua para entenderse y llevaba consigo a Inés, que siempre la mujer es señal de paz, de bien; y esa confianza nos la transmitía a los demás sin darse cuenta•. José Miguel, muy cauto, el misionero que les había de arrancar las lanzas, no participaba del mismo entu– siasmo. Ni tampoco los cuatro Huaorani del Yasuní que aquellos días estaban de visita en la misión. 242

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