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228 rianas desde hace diez años; pero desde siempre, des– de mis primeros años de infancia abrigaba la ilusión de morir en campos de misión netamente indígena como tengo la oportunidad ahora. Estos diez años Los he pasado en Nuevo Rocafuer– te y allí conocí un pueblo entre todos el más primiti– vo, aún viven casi todos desnudos pues apenas em– piezan a salir a la civilización; fui una de las primeras religiosas que entré a ellos y he pasado todo este tiempo esforzándome por aprender su lengua, cos– tumbres, creencias y haciendo lo posible por una efectiva inserción a ellos; es ahora cuando apenas sí se puede empezar a trabajar por una Evangelización inicial Desde siempre mi deseo era ir al Africa o al Asia pero desde que conocí este pueblo me ha parecido que también ellos tienen derecho a una posible Evan– gelización y que además por ser una minoría son muy pocos los que quieren gastar sus energías por ellos. Muchas veces he pedido y deseado me den una compañera para trabajar juntas pero la Provincia a· pesar de querer hacerlo no ha podido, ya que todas no somos para todo y hay que reconocer que para ir a ellos se requieren muchísimas cosas: buen estóma– go, buena salud, muchísimo amor a ellos; no tener miedo a la selva porque es dentro de la selva donde ellos están y en fin mucha resistencia física y esto fuera del buen espíritu al que aspiro de verdad y este creo qué se adquiere lentamente porque no podemos ser perfectas. Tengo cincuenta años próximos a cumplir y no quiero desperdiciar ni un día de mi vida ya que tengo buena salud y resistencia física a pesar de que soy de– masiado delgada pero esto es una ventaja para la agi– lidad que se necesita en el monte y en el río. Ahora he sido trasladada de casa a mucha distancia de ellos pero nada me hará desistir de mi deseo de trabajar por este pueblo y es por eso que ahora le suplico me conceda el permiso de estar entre ellos el mayor tiem– po posible. Puedo estar en cualquiera de las comuni-

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