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lo expresó de forma explícita en una carta que escribió .. a su padre y familia en el segundo aniversario de la muerte de la madre. Decía en esta carta: •siento una gran gratitud hacia mi madre, porque en sus brazos aprendí a conocer a Jesús y a amar a su madre Maria. De ella aprendía a tenerles siempre presentes y a amarles desde el fondo de mi corazón a través de toda mi vida". Alejandro siempre fue profundamente humano, ca– riñoso y cordial con su familia. Los lleva en el corazón. En China cada mes solía celebrar una misa por los su– yos. En una carta escribe a su hermana Felisa, recordan– do a los padres: "Entre mis bautizados hay un Ignacio y una Paula y poco a poco iré poniendo los nombres de todos los de casa". En la misma ocasión le dice: "Oye, Felisa, cuando me escribas me has de decir cómo se ha– ce el dulce de manzana muy parecido al membrillo que solía hacer la Maria. Y también cómo hace el padre aquel ungüento para injertar (txertatu) los árboles. Este año injerté tres árboles y me tomaron dos, pero quisiera saber aquel ungüento, aunque creo que no podré hacer porque empleaba resina y aquí no hay pinos para obte– nerlo. Para esto me envías en la carta unas simientes di– simuladamente y dentro de pocos años tendré resina. ¿Qué tal sigue aquel níspero que injerté de niño y a es– condidas del padre? ¡Qué recuerdos!· (16-V-48). Hago voto y prometo Sigamos en Alsasua, camino del noviciado. Termina– do el quinquenio de Humanidades, Alejandro con los compañeros de curso se encamina a Sangüesa (Navarra), convento tradicional de noviciado. El 14 de agosto de 1937 Alejandro Labaka un *gizon" vasco, un muchacho fornido de 17 años, toma el hábito capuchino; es decir, comienza la vida religiosa Cincuenta años después todo 22

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