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- Hospitalidad: Siempre que prepararon algo para comer me ofre– cieron también a mí, igual que a los visitantes. - Sentido de limpieza y el aseo: Los utensilios empleados los lim– piaban cada vez; se lavaban escrupulosamente las manos antes y des– pués de comer. - Orden: Aparece cierto sentido del orden en la casa: fogón, hama– cas, una serie larga de ollas de barro, aparte de las que ordinariamen– te usan. - El fogón: Toda la vida familiar se desenvuelve en torno al fogón, que no se apaga nunca. La mayor parte de la carne y del pescado lo co– men a la brasa. - Cerbatanas: Las cerbatanas son lo más llamativo de su artesanía; son más largas que las históricas cerbatanas de nuestro museo de Pom– peya; algo que valdría la pena de que no abandonen. Pero será algo di– fícil, ya que entró la tentación de una escopeta que llevaron de la Com– pañia. - La vivienda: Es larga, y tiene dos puertas estrechas en los extre– mos, pero sin ventanas. Está cubierta de hoja sin tejer y de ínfima es– pecie, ya que es incapaz de defender de las lluvias tropicales. Así se comprende el sumo interés de ellos por adquirir, a todo trance, una carpa familiar. - Cerámica: No ví más que ollas de baja calidad, que se rompen al menor golpe. De aquí el deseo de las mujeres por conseguir ollas que no se rompan. - Afición a la pintura: No sé cómo explicar la afición que tienen todos, especialmente los jóvenes de ambos sexos, en cogerme el lápiz y rayar los libros y cuadernos que encuentran a su alcance. Mando muestras de la afición de una de las jóvenes que más nos visitaba. De Deta recibí la tarjeta navideña más hermosa. Otro día me dibujó su ár– bol genealógico familiar. Para mí han sido dos manifestaciones excep– cionales, ya que todos los demás se empeñan en describirnos los ríos, las montañas, las casas y los caminos de Ja selva. - Familia poco numerosa: Las familias conocidas son poco nume– rosas; tan sólo una mujer tenía cuatro hijos. Los niños, muy simpáticos y muy abiertos, me cogieron una gran simpatía y confianza, con visi– ble complacencia de sus mamás. - Sentido religioso: Sin duda ninguna el canto rítmico de la noche tenía un sentido religioso. Puede ser que una de las más hermosas "se– millas del Verbo" esté oculta en esta tradición. También observé que, 40

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