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4. MONS. LABAKA/ ARTÍCULO PARA "El COMERCIO" Quito 13 de febrero de 1977. El nrtículo, rednctndo por el P. Alejm1dro n nombre de In 111isió11, se tihi/n/>11 "Misio- 11eros p/1111ten11 111edidns en defensa de los imlíge11ns n11cns". E11 ln pnrte fi11nl 111si111ml>11 diversns solucio11es, como co11seg11ir el co11se11ti111ie11to /11111orn11i pnrn /11s explot11cim1cs y declnrnr como zonn rle reserva l<1do el territorio oc11p11do por dicho p11e/1/o. ... ¿SOLUCIONES? Descartada, por injusta, toda violencia nos quedan dos alternativas: 1.- Conseguir el consentimiento del pueblo huaorani para la explotación petrolera. Las Compañías no deben exponer vidas humanas, ecuatorianas o extran– jeras, sin ofrecer todas las garantfas de seguridad a los trabajadores. Estas ga– rantías no se cubren suficientemente con una protección armada que, además de, en nuestra humilde opinión, considerarla totalmente inútil e ineficaz, po– dría ofender y enardecer más a los Huaorani lo que dificultaría notablemente la solución del problema. Para ofrecer una verdadera garantía actualmente es necesario entablar diálogo y entrar en negociaciones con Jos diversos grupos huaorani. Para lo– grar estos objetivos no se deben escatimar esfuerzos a fin de explicarles nues– tros móviles, quitar prejuicios, darles garantía de respeto para sus vidas, cos– tumbres, sistema de subsistencia por cacería, pesca y libre recolección de fru– tos silvestres en un área suficientemente extensa. Para el logro de esta dificil y ardua tarea las instituciones gubernamenta– les, civiles y misioneras, deben aunar esfuerzos, buscar intérpretes idóneos, co– nocedores de la lengua, costumbres y aspiraciones de los Huaorani. Cuando se logre llegar a un acuerdo que ampare tanto los derechos humanos de las minorias como el derecho nacional a la utilización de sus riquezas natura– les, se podría pensar en continuar los trabajos para las operaciones del petróleo. Hay que tener presente que es un asunto que no permite precipitarse, ni quemar etapas y que exige un alto nivel de madurez política, cultural y misio– nera de todas las instituciones nacionales afectadas por este problema. 2.- La otra alternativa, más fácil, y respetando los derechos humanos, es que el Gobierno Nacional declare como zona de reserva todo el territorio ac– tualmente ocupado por los diversos grupos del pueblo Huaorani Esto exigi– ría renunciar a los trabajos petroleros en esa zona, no definitivamente, sino hasta el momento en que los distintos grupos del pueblo Huaorani puedan comprender y permitir la prospección y explotación petroleras. Puede ser que CEPE se viera precisada a reducir un poco la estructura pe– trolera, pero por otra parte le permitiría dar prioridad e intensificar los traba– jos de explotación de los pozos positivos ya descubiertos y de otros sectores en los que, con fundadas esperanzas de éxito, se están realizando trabajos de prospección y perforación. Coca, Arch. Vicar. Apost. Aguarico, Temas indigenistas. 180

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