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Me he dado cuenta de que muchas veces tienen dinero; pero eso es para sus vicios, no para sus necesidades. Por ello les hago gastar pri– mero en lo necesario y luego en tonterías, muy normales para ellos en sus primeros pasos entre nosotros. Están muy contentos y son bien tratados. Poco a poco les he meti– do en el trabajo a sueldo, cortando hierba y pequeñas cosas así. Son muy buenos trabajadores. Inihua regresó a Ja semana y media por razón de su mujer Pahua. Se fue a remo diciendo que volverá después de un mes, solo. Al preguntarles a todos en otra reunión cuál era la razón de su ve– nida, me dijeron que ellos ya no quieren volver a vivir tan lejos: ni Di– caron ni Ahuemuro. Los niños se mueren y no pueden vivir. Quieren vivir más cerca, ellos y todos los del Cononaco que están en Dicaron, por de pronto. Luego quién sabe si los demás. Les dije que en Roca– fuerte no es posible por la falta de cacería. Entonces les sugerí, ya que no querían separarse demasiado, si les parecía bien Garza Cocha o al– gún lugar algo más cercano para poder intercambiar nuestras visitas y asegurar nuestras propias estadías entre ellos. A todos les pareció muy bien y Deta estaba feliz con esta proposición. Araba y Cai, felices. A Agnaento le tuve que forzar un poco; él ya no quería volver. Entonces le dije que la comida no sale del Doroboro (río Napo) a una palabrita mía, y reconoció que yo tenía razón. Ahora hemos quedado en que mañana mismo mt> los subo a Pom– peya, donde creo que van a ser muy bien tratados por las Hermanas. Inés Arango sube también de momento con ellos. Alli espero meterlos en la escuela con Genoveva, y el lugar me parece mucho mejor para que aprendan a trabajar, para aprender el castellano y para que anden de cacería. Luego, ya hemos quedado en que hacia mediados de junio regresamos a Nuevo Rocafuerte y nos vamos a Garza o sus alrededo– res para hacer una gran chacra y poner Los cimientos del primer pue– blo Huao con la ayuda que nos ha prometido el Municipio para levan– tar las casas (de hecho no ayudó nunca nada). Respecto a las tierras sería un trabajo posterior: si concedérselas ahí o qué hacer. El Municipio está en muy buena disposición respecto 4 ellos y podría ayudar. Lo que está muy claro es que este grupo quiere vivir mucho más cerca de nosotros, como algo irreversible, porque ha visto su poco número y la necesidad de ayudarse con los medios que la cultura ecuatoriana les puede proporcionar. Negarles esto es crimi– nal e injusto, más cuando son ellos mismos quienes lo piden, incluso contra nuestros "patemalistas criterios antropológicos". 173

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