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Día 20 de abril de 1979. Tanto en los jefes de Pañacocha como en los obreros persiste una gran preocupación: Ompura. ¿Por qué no viene? ¿Por qué no se en– cuentra en el grupo? Propongo que me dejen en el helipuerto 34, 7, para dirigirme des– de allí, con Otorino, a su casa. Hay expectación general para este via– je. El Sr. Genoux programa el vuelo, y en el entretanto se presenta en el campamento mi padre Inihua, con Yacata, a quienes invito para que nos acompañen a visitar a Ompura. Montamos en el helicóptero, pero el piloto no se atrevió a aterrizar en ese helipuerto. Vueltos al campa– mento, donde se han presentado Cai, Agnaento, Araba y Gabamo, ha– go varias proposiciones para conseguir el objetivo de entrevistarnos con Ompura. Ninguna de ellas despierta entusiasmo; en Ja conversa– ción entiendo claramente el verbo"estar enfadado", sin poder apreciar con exactitud si se trata de diferencias entre ellos mismos y Ompura o de éste hacia los extraños. Por fin el grupo me asegura que, a la mañana siguiente, se irá lni– hua, solo. Le dirá que el Capitán Ares, "Capitán Memo" le espera en el campamento con obsequios. Por la noche me dedico a charlar con los trabajadores, muchos de los cuales son conocidos por ser una gran ma– yoría ribereños. 21 de abril de 1979. Ompura en el campamento 99, 4. El Sr. Genoux no puede disimular su impaciencia porque los traba– jadores llegan ya al río Dicaron y todavía no hemos podido tener la de– seada entrevista con Ompura. Como los trabajadores van a pasar cer– ca del helipuerto 34, 7, ordena al capataz Jaime Avilés cambiar el rum– bo; llegar a dicho helipuerto y acondicionarlo. A las diez vendrá el he– licóptero para hacer un nuevo intento. Poco antes de la hora fijada se oye un grito en la proximidad de nuestro campamento y se nos presen– tan Inihua y Ompura acompañado de sus hijos Tehuane y Buyutai. Es– to disipa todos nuestros recelos y gozamos la mar con el comporta– miento franco y alborotado de Ompura. Mientras estamos compartiendo un plato de arroz, toma tierra el helicóptero. Lo abordamos Otorino, Ompura, sus dos hijos y servidor. lnihua, con prudencia, prefiere esta vez quedarse en tierra. Ompura y sus hijos disfrutan grandemente viendo desde el aire su casa y sus chacras. 135
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