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(3) tado. Y considerando al mismo tiem– po, que por la astucia de nuestro co– mun enemigo han venido las cosas á tal punto , que nuestros antecesores no habian podido dar cumplimiento á las cortas Misiones que les babia ordena– do el Supremo Consejo, retrayéndose los Religiosos de ofrecerse voluntarios para aquel Santo Ministerio , de que necesariamente resultaba en aquellos establecimientos la falta de buenos y zelosos Operarios ; y deseando con to– da la verdad de nuestro corazon a pli~ car á tan grande mal el mas pronto y eficaz remedio , que lo fuese no so– lo para ahora sino para siempre en lo succesivo, nos aplicamos á _ello con eJ mayor fervor de espíritu' como lo en– gía la gravedad de nuestra obligacion, y de un negocio en que se interesaba nada menos que el servicio de ambas Magestad~s , el honor de nuestra Sa- gra-

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