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jas, ces6, se disolvi6, se abo Ji?> en los Reiaos Cat61icos Ja penitente, Ja observante , la egemplar , la predilecta Orden Serafica de Menores Capuchinos, pues separada Ja cabeza del cuerpo necesariamente muere este. Populli facti sumus absque Pefre : hemos quedado púpiloi , y de– wlados sio Padre~ Vuestra Jerusaleo Capuchina , Señor, se vé convertida como un edifkio sepultado eotre Jos escombros de sus ruina¡ ; los camfoos de esta vuestra santa Sion hao criado yerba ; las piedras de este Saa .. toario estao desunidas , :y dispersas ; Jos Sacerdotes &imien– do entre la mas inconsolable amargura; Jos hijos todos de t:sta indita Sion despojados de la antigua hermosura, y deaurado color de su ordenada profesioo corren fogi ... tivos y ea triste coofosion al oir el petulante silviJo, Y gritería de los impíos , que palmeteando, y en tono de sarcasmo celebran su triunfo, diciendo, hreccince esl Urhis~ ¡son estos los que se llamaban decoro de la Espaiía, y ale– gria de sus ciudadaoos? Ea ¡éste és el día que deseaba· mos ~ ya llegó! ¡ya lo vemos 1 Carísimos entre tales oprobios, y serpentinas lenguas, agobiados con el molesto, y continuado peso de Ja per– see'Ucion, de la desolacion, y del total este.rmiaio que os amenazaba levantasteis vuestros ojos, y manos al Cielo, y gritasteis: Domine converte nos ad te et convertenmr; innova dies nostros sictJ,t á principio. Señor, convertíos hácia nosotros, y nos reuniremos á vos; cese ya Seiíor, vuestra justa ira, y resucitad en Ja Orden de Capnchi– nos aqoelJos felices dias de m virtuoso, y prodigioso na- cimiento por la virtud c;le vnestra diestr.a, por !a media– cion de vuestra inmacuJada Madre, y por la regla del humilde , y pobre vuestro siervo fiel Francisco , sobre cuyo fundamento como sobre firme piedra secundaria hicisteis crecer en vuestra lglesia el edificio Franciscano cual cipres en el monte Sion, como Palma en Cadés, y cual terebinto que esteodió sus ramas de Oriente a Po– n iente, de mediodia al Norte , admitiendo en su seno á todo estado , Tribu , Nacioo, y gentes, sin que nadie se escondie~e al carit¡¡tivo influjo de su Seráfico ~spíritu, res-