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\ 22 -ella M u11 Sol luciente , que esclarece el orizonte de todas las comunidades , y os ánima con el fuego de sus rayos: es una Corona de apacible amaranto, t¡ue aromatiza el altar de vuestros corazones , y todo el templo de la 6rden : es un místico leon, que espan– tando á los malos por la terribilidad de su aspecto ; os llama á vosotros para recoger la dulce miel, que fi•1ie de su boca: es un triunfo el mas universal y singular de todos nuestros enemigos ; pues al ver en este clia tan exaltado el objeto de su rabia' quedan á su vista confusos, abatidos y clavados en un punto. Si os ponderan aquí la hom·osa pompa, con que füe. ron traslados de Egipto á Canaan , los preciosos res– tos de aquellos santos patriarcas , y sepultados glorio– samente en Hebron ( 18): los despojos de Teseo por su hijo Cimon de la isla Sciro á Aténas , despues de cuarenta anos de su muerte ( 19) : los de Philo– pemenes, famoso general y terror de los lacedemo– nios, cuya traslacion á la vista de toda 1 a Grecia, ocupó toda la pluma de Plutarco ( 20), decidles: que la traslacion de los vuestros tiene muchos rasgos de similitud con la traslacion de aquellos, aunque glo– riosa y tan lucida: y así gozais ya la feliz fortuna, y la gozamos todos, de tener otra vez entre nosotros los siete hermanos , que perdimos. En las sombras de la Seo yacen sus cuerpos respetables, formando allí con el resto de las víctimas una pirámide de trofeos glo– riosos : La memoria de sus padecimientos , de su cru.. en to sacrificio, de su abandono. .. . se conservará eter– namente duradera en los fastos de la órden, y en los anales de todos nuestros corazones : y por su digno panteon, que tendrémos siempre á la vista, se trans· mitirá hasta el último de los siglos , la historia ele siete capuchinos, cuya muerte, aunque infeliz y de.. ~a.stroza ; ha de~ado nombre mas que mil , y ocu..