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se el mayor desahogo de nuestro corazon opi·imido. Jsti sunt triumphatores, et amf ci Dei : : alguna vez pues ; ó gentes ciegas y preocupadas ! alguna vez ha– bíamos de gozar nosotros los dias victoriosos de nues– tros hermanos , y con su plausible llegada celebrar so triunfo; estos son, las siete espigas del campo será– fico , que salidas del corazon de Francisco , se levan– tan hermosas, prosperamente florecen, y nos produ– cen, en copiosa cosecha , el grano puro de nuestro consuelo: estos son los siete sellos del libro de nuestras dulzuras, cuyas páginas, llenas tod:is de un secreto placer , se nos hacen mas suaves y dulces , quel mismo panal : estas son las siete víctimas de nuestros obsequios, que escribiendo con la sangre de sus propias venas el lema de su inmortalidad gloriosa ' nos an aden una época la mas honorífica , y nos dexan muchas centú.– rias de gloria: hablo así; pues reunidos los siete á un coro tan glorioso de mártires , como ha visto la órden en todas las edades , y tenemos de toda provincia , pa– san ya de doscientos los sacrificados por Dios, y por la causa mas justa; todos capuchinos, todos mártires, todos vencedores ( 1I) : estos son en fin los hijos de Sara , hijos de Francisco , herederos de su gloria , y son amigos de todos; pues lo fueron de Dios Qui con– temnentes jussa principum, meruérwzt pramia aterna::. anciosos de que fuese arruinado del todo el prepoten– te dominio de la impiedad opresora; pulverisado su trono hasta el cimiento , y abolidas sus leyes , que han sacrificado á centenares las víctimas ~ solícitos sobre la importante conversion , ó ruina de sus enloqueci– dos sequaces , que blasfeman , y mofan de cuanto ig– noran ; siendo todos ellos , segun la pintura del após– tol san Judas , no mas , que estrellas errantes, qne nu– b es sin agua , olas de un mar turbulento, árboles del otoiio; fenómenos de mal tiempo; augurios de tem..

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