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(14, tos con triunfal algazara! ¡ .. entarse sobre sus yertos cadáveres como en trono de glol'ia , y allí.. . . la plu– ma se resiste á expresarlo: allí sentados, cantarles el indecente, el indignísimo : trágala , trágala , trágala... ! ( 7) ¡ gran Dios ! ¿ y como no truenan aquí todos los anatemas divinos, convocando por vuestros profetas, el incendio , el puñal y la muerte para vengar tanto crimen ? ¿ como no se convierten en vasos de furor y de ira los moradores del cielo , todo el abismo y cuan. tos habitan ese globo terráqüeo? ¿ como no estallan en mil rayos de cóle1·a las nubes preiíadas de fuego ~ ¡ tragala, los religiosos, los sacerdotes difuntos, y traga– larlos despues de tres días ya muertos! ¡O! ¿y de que raza de gentes teneis el ser y orígen, entes vilísimos? i qué leche fué la primera, que os dió alimento? ¿faé de muger , ó de vívora ? ¿ fué licor de los pechos , ó f ué veneno de áspid ? el horror de tales excesos ¿ po– día dimanar de otras escuelas., que de las grutas obs– ~uras , y antros masónicos ? seguid las centúrias , con– -sultad los anales : Tito , y Caton ámbos gentiles , ám– hos habían movido las armas contra su partido rival; pero al vel' aquella mortandad y terrible carnage , que habian hecho con ellas , enternecidos del todo , hon– raron la humanidad compasiva con abundancia de lágrimas: los romanos, á pesar de su natural indolente h acen lo mismo contemplando las veinte y tres puñaladas de su Cesar contrario: los enemigos de Se– l euco á quien ellos mismos hahian arrojado al mar: los enemigos de Alexandro contra quien poco ha ha– bian intentado la mue1ie, todos se mudan al ver sus desgracias; no pueden prescindir de ser hombres : no pudieron ensordecer á la voz de la sangre, los respe– tan.... ¿y sol~mente vosotros, mas inhumanos que t odos , mas crueles que todos, bárbaros mas que to– dos ? ¡ Pérfida impiedad ! lo repito : tu te complaces

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