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~ r7 ~ cebibJe que la ]jbertad y felicidad verdadera, puedan ser efectos de tanto crímen. En vano intentan sorprender la razoo, queriendo persuadirle Ja justicia de su causa, y el amor que se glorían profesar á su patria, mientras como venenosas víboras despedazen las entrañas de tan digna mad re, haciendo correr por su seno la sangre limpia de los justos que se opongan á sus delírios , á sus impieda – des. Con esto podeis ya descubrir el orígen de Ja espanto– sa catástrofe, que nos recuerdan tos fúnebres cánticos aca– ban ·de resonar bajo las bóvedas de este enlutado santua– Iio : tal es la causa de la muerte cruel de nuestros dig– nos Misioneros : si, Jas agudas cuchillas de la anarquía y de todas las pasiones á ella consiguientes , fueron Jos ver– dader03 sacri6cadores de nuestros Hermanos venerables : de Jas bárbaras y crueles circunstancias del sacrificio que voy á ponderaras , podréis inferir sin duda el carácter horroro– so de esta furia anárquica que devoró tan inocentes vfct~mas. Trasladáos ya conmigo á las márgenes del gran Orinoco ; ascended mas arriba á las orillas del cau– daloso Caroní ; recorramos aquellos amenísimos jardines d: ~us r ecintos y riberas....... Ah! : todo se cubre del mas triste luto, desde que empezaron á arder aqueUas sagradas 'Víctimas. Yo me pasmo SS. por la inesperada infeliz me– tamorfósis con que han cambiado el aspecto aquellos pai– ses, desde el Enero de 1B1 7 ¡ dias aciagos los de este mes para la provincia de Guayana! : desde entonces se ha obs– curecido del todo el oro brilJante de su felic idad , ha mudado ya su hermoso natural color ( 15) : sus caminos llo– ran mas que los de Sion ( 1 6) , por haber cesado las an– tiguas solemnidades : nada tienen que ver con Jas suyas, las calamidades de Jerosalen : unos hombres mas impíos que los Antíocos , Meneláos y Eliodóros son las hambrien– tas fieras que devastan aquellas preciosas campiñas. ¿ Ima– ginasteis tal vez las impetuosas aguas de un torrente re– presado por algun tiempo , como rompiendo por fio los diques que las detenían , descienden rapidameote precipi– tadas en las e5paciosas llanuras , y arrebatando con sus fu– .riorns corrientes á l:l roousta encina cQn la débil c;aña~ 11

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