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81' medio C!e tos embates ele fas intrigas , tramas, y pa– siones de aquellos hombres, que por desgracia de los re– yes moran siempre en sus palaeio1. Vue,tra vida ha si– do desde la infancia el blanco , á donde han ase,tadct sus tiros un rival vuestro, que aspiraba á ser el suce– sor de vuestros padres , y una Francia regicida_, que queria erigir su trono sobre todas las testas c9ronadas. ¡Lecciones terribles habeis dado á todos los príncipes l ¡Suspirado Fernando! tened siempre presentes las in– trigas, las traiciones, las falsedadades de quantos se acer· can <Í los tronos, y no tratan mas que de adular á los soberanos, y quando nuestro Dios benigno levan– te el azote con que nos castiga , y os restituya á los brazos de un pueblo solo de vos digno, precaved á vuestro reino de tantos males como hasta aquí nos ha acarreado un favorito, un déspota, un tirano. ¿ Y qué, veremos este- dia feliz ? i Sí, españoles !... La providen– cia vela sobre la vida del nieto de San Fernando : su mano poderosa le libró de mil muertes , que le maqui– naron las intrigas de palacio tubulento, y de una ua– cion rival que aspiraba á toda costa ser la dominan– te en España. De la prision del escorial salió para su– bir á p~co al trono, confundido su enemigo. De la car· ce! de Valencei ( á pesar de los esfuerzos del tirano ) ierá trasladado á sus dominios. El mismo Buonaparte, que por medio de su minis– tro Beurnomville y su secretario Herman había susci– tado las disensiones domésticas de nuestros reyes , quirn darse á conocer por el protector de Fernando. Escribió a su embaxador se interesase con el rei , por la vida del príncipe y la libertad de los infantes. Por este medie» se ganó la confianza del príncipe, y le movió á fiarse de la proteccion que reiteradas veces le prometía, y le decidió á entregarse incauto á disposicion del que en-. t-0nces le alhagaba , para hacerlo despues su mas im:i– cente esclavo. I~

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