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72 establecen .con la mayor solidez 1os derechos del ciuda– dano, .[a libertad ./igualdad de los .hom~res , el orige'n verdadero de las leyes, y las bases de los tronas y de las autoridades. Su autor parece ha variado de princi• pios. Esto' debe ser un arcano. -' . Por desgracia, rrnestra na:cien estab.:>. "fª adormecida con el opio que le habian dado las Gbras de la Francia. Lo mas deplorable ha sido, y e~, que muchos ~spañole> beben, y aun hacen tragará otros .el veneno ., coino el único remedio de sus 1naies. g Qué estraño es, que algtA· nos · no sientan, como deben, las grandes convulsiones .que padece el -estado, y los peligrns que amenazan á Duestra religi0n divina•.? La parafoís q~e .tocó á algun~ de nuestros miembros •e fué extendie;1do poco á poco ;,í todos nuestr.os órganos vitales ·: p.enetró á las uni,versida– des: pasó á les .consejos.: se .dexó s.enr ir aun en los .ecle– &iásticos: atacó toda la na.cion. No pastaba para vivificarla fos clamor.es de la religion, las quejas ·de los ministros dd Santuario, ni fos .ei;tragos que dentrn ·de nosotros mismos se sentian por las guerra.>, .epidemias, esterilidadt·s de los campos, temblores de tierrá.... En los :VeLlilte año¡ últimos e.l crímen >irvió .de escala para los ascensos, la virtud se desterró públicamente, la reli_giou iba ya á abandonarno•. Es ciert0 que despertamos a'lgun tanto al estruendo del cañon, á los .cr.ímenes horrorosos y guerras crue– les de la Fran.cia., y que quisimos de8prenderncis de l0s lazos que á ella nos habiar1 ligado ; ·mas estas señales de vida no fueron mas que momemaneas. Quando el ma-1 de un estado está en lo interior, no bastan para su cura unos apósitos ó paliativos que por sí carecen de_ v-irtud para' cortar de 1-.úz sus enfermedades. El hábi– to e!J el padecer forma una seg-unda uaturaleu , que insensibiliza los miembros á toda clase de males : un cauterio, ú @tra medicina fuerte puede alentarlo y ha– ced.e ·ver ;;u peligro ; .mas la fuerza de sus.mismos hlt•

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