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H , y su poder: estaba rodeado de filósofos qne de lejas tier– ras habían caminado á su corte para ser testigos de un filosofo cqronado, pensaba engrandecerse aun mas en la nueva revolucipn que preveía; esta se retardó: la muerte puso fin á sus espernnzas... su sobrino ha sido ·víctima del catástrofe al que el tio se subscribió;." s_e ve p~ivado de la rna yor parte d'e su reino: aislado en un rincon de ~us do· minios: y puesto á merced, ó de la Rusia ó de ·Napoleon. La Hofanda "Suiza , Nápoles, Genova , Toscana, la ltaliá, todas podían"decirse antes del año de noventa pro·vincias de la .Francia: por su localidad , por su po– ca fuerza física y moral, en razon de los diversos prín·· eípes que las dominaban , por las guerras dilatadas que poco antes habían padecido: por las · facciones en ma– terias de religion que las tenían divididas, y algunas adheridas á los calvinistas ' de Francia, y sus filósofos: pór el comercio mutuo de sus pueblos con aquella na– cion, por las íntimas relaciones de sus gabinetes con el de Parí;: últimamente, por la comunicacion de sus sa– bios coni los filósofos franceses , la facil entrada y cur– so rápido de sus subversivos libros, y el séquito casi ·•niversal de sus máximas revolucionarias y principios de ·irreligion. Estos eran otros tantos caminos cubiertos por donde los reformadores franceses se iutroduxeron casi isin sentir en los paises que les rodean, y de aquí su– cesivamente en Dinamarca, en Suecb, en Petersburg, en Constantinopla.... poi· todo el mundo, Esta era la situacion político-moral de toda la Eu– ·ropa por los años de ochenta y nueve , n_oventa, y no• ....-enta y dos. En París s.: descorrió el velo á ta escena que tenia preparada la humanidad filantrópica de los · filósofos y de sus cómplices · en todos los distritos de la · Europa. Reventó la mina : se sintió la explosion gene– ral en toda la tie¡-ra : los palados , las cortes, los tro- Dos' de todos los monarcas se estremecieron, y los pue~. -blos todos principii}ron á padecer. ·