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H res de fas pasiones del cora.zon , y q'tte el car~cter fran· ces es como un fósforo inflamable al soplo n1as míni– mo , hacían representar tragedi_as que gustasen á todos los concurrentes. al teatro , y atizasen el fuego de la re– be1ion. Elevab:on hasta el heroísmo al pérfido Cromuel por haber muertQ á su Rey : se honraba :i lo> asesinos de Tarquino : se tributaban honore¡-, consagrando ua sacrílego apoteosis á Bruto por haber privado á su patria de su primer Cesar. ~ "¡O quán beilo es! ( se clamaba sobre las tablas con Volter ). ¡O guán bello es, amigos mios , perecer en designios tan grandes y ver correr su sangre con la de los tiranos! .... labemos (decía con ojos centelleantes) Ja,. bemos el oprobio de la tierra por la muerte de los ti– ranos. Nosotros detestamo·s á Cesar.... venguemos la pa– tria.... la vengaremos todos. Muramos todos , bravos amigos , supuesto que Cesar muera. Hagamos aun ma.>: conjurémosnos á exterminar todos aquellos que así como el Cesar pretenden gobernar." París era el inflamado foco de donde se despedían á la circunferencia de las provincias rayos abrasados: era la nube cargada de gases infl1mables, que puesta en contacto con la atmósfera de toda la Francia la ·ha.., cia participar de sus fuego>, y amenazaba á roda la Eu– ropa cqn las señales mas infalibles una gener,;il deva.>– tacion. Los relámpagos, e;tallido' , rayos, se multipii– ~aban por los horizontes : la tormenta mas horrible que J~tnas ~1asta. allí había afligido á las naciones , se p1·i nci– p1aba a S(>lttr. El fuego de la insurreccion se veía correr todas las provincias de ode el septentrion al mediodia, y.– desde oriente a occidente' como las exalaciones en una noche obscura. Un furor revo)ucioºnario se apoderó de todos los cerebros : la gran fábrica del estado se bam– ?01~aba sin cesar : la religion amenazaba mina: todo rndicaba una catá>trofe universal. La religion llegó á callar porque en medio de J¡¡s olas 5