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218 logos, que vais á dar la censura teológica contra el Dic– cionario' fixad vue&tca atencion en estas palabrns, y ven– gad el evangelio de esta profanacion. Soldados, que al oir la generala , os separais del cómplice de vue:.tra iniquidad, que estando ya para in– corproaros en las filas , corneteis una injusticia, pelead con valor : si moris, cumplís con vuestra obligacion , y nada teneis que temer : el Cielo se os abrirá, vuestra muerte no será ma1 que trasladaros del campo de Mar– te á la patria celestial. El terreno eq que se dá la ba– talla, es un nuevo anfiteatro en que vais á morir, co– mo los primeros mártires 'de la religion : preguntad, si ·la batalla se ha · ganado: compadeceos de la suerte fu– tura de ·vuestra familia , y morid tranquilos; porque así muere el hombre de bien , el verdadero .católico. Dolerse <le los pecados, pedirle á Dios perdon, temer el jui– cio inmediato, serán aca>o agonías de un infiel , de un malvado , ideas de terroristM sepulcrales , caviladores pu– silánimes , aleves, siniestros y med.rosos agonizantes, y tal vez 11gentes de Napoleon, pues os quieren acobardar.... j Ai ! ¡Españoles! ¿dónde estamos? ¿Escribo yo en Cádiz, o en Liorna? ¿Entre cristianos ó emre infieles? Esto pre– gunta la Contestacion , ( 1 ) y yo no sé que respon– der...: ' Militares españoles, la Triple Alianza ( 2) se empe– ñó en suavizaros la muerte, describiendola como nn gen.– ti l. El Diccionario volvió á emprender esta obra, y la Contestacion confirma lo que allí escribió. Esta es una injuria qu,e se hace á- vuestro valor , .á vuestra religion, á vuestra piedad. i Fjiós.ofos ! El _soldado español no es ~omo el soldado francés : ·no se alarma para la batalla en_tpnando los himnos de la Patria. Viv,a J,;si~cristo; viva (r) Pág. 37. (2) N.º 2. 0 :

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